domingo, 6 de agosto de 2017

¿Qué pasó con las casualidades?

Hace tiempo atrás me vengo haciendo esta pregunta, ¿por qué mierda la forma de conocer a alguien hoy en día es por una app?

Si hago un repaso (corto), todas mis ex novias las he conocido por otros lados, ya sea en un bar y luego casualmente pasado el tiempo nos volvimos a topar en otro sitio o por intermedio de algún amigo o amiga que creyó que pegábamos y acertó o al preguntarle a la chica que estaba sentada a mi lado dónde quedaba en aseo mientras mirábamos una película, pero ninguna por intermedio de una app, quizás por eso mi aprensión con las redes sociales también que con suerte tengo facebook, pero hoy en día ¿Qué otra opción queda?. He escuchado por algunas cuadrillas el tema del “reciclaje” ¿Qué es eso? Pregunté la primera vez que lo oí y me lo explicaron de la siguiente manera: “Saliste con una chica en algún momento de tu vida, no funcionó y llevas tiempo sola pero no terminó mal, tampoco bien, simplemente terminó entonces vuelves a contactarla” y la segunda forma es “tu amiga salió un tiempo con una chica, y esta piensa que tú y esa chica tienen tantas cosas en común que te sugiere que salgas con su ex ligue”, es decir reciclas bolleras.

Descartando la opción del reciclaje por completo porque por un lado pasado pisado y enterrado y por otro me resisto a comer las salivas de mi amiga aunque sea de un contacto de tercer tipo, me pongo a pensar...¿y antes cómo lo hacía?, cuando creces los círculos sociales se van cerrando, te vas poniendo más exigente y menos tolerante por lo tanto las posibilidades disminuyen un montón y terminas recurriendo a una app, pero aun así a mi alrededor ocurren casualidades que claramente las posibilidades de que me suceda alguna de ellas es casi nula, pero lo importante es que ocurren en el mundo exterior.

Mi amiga Ann estuvo de novia con otra chica por 11 años, si Ann tiene tres años menos que yo claramente ellas dos crecieron juntas y a lo menos cambiaron de talla de sujetador en sus primeros años de relación. Hace casi dos años ellas lo dejaron y Ann se quedó sola por un año, pasando su “duelo” hasta que ya estuvo saldado (¿Cuántas podríamos decir eso?). Un día afuera de la biblioteca que ella frecuenta se encuentra con una ex compañera de colegio que no veía hace un par de años y que conocía desde que eran niñas. Esta chica estuvo siempre enamorada de Ann desde que eran adolescentes y ahora que esta estaba soltera tiró la caña lo más fuerte que pudo y entonces... llevan meses engordando juntas de tantos entre semana de comida en casa, películas de domingos por la tarde, cenas de viernes por la noche y copas con amor los sábados, ¿Cómo le dicen a eso? Ah! si, amor del bueno. Otra historia que escuché hace poco es del amigo de una colega, este chico iba cruzando la calle y en eso vio a una chica caminando en la dirección contraria y él se devuelve y le dice algo así como “Perdona te va a parecer muy extraño esto pero me gustaría conocerte, ¿puedes ir a tomar un café conmigo?” han sido novios por dos años y ahora planean la boda.

Si me pongo a pensar en esto y sumado al bollo drama de historias de amor que te bombardea en las películas en donde en cada una te conoces de una forma más increíble que en otra, encuentro la razón del porqué miro de recelo las app aunque finalmente caí en ellas, aún prefiero las casualidades, Mierda. Lo malo está en que no me va a pasar lo de Adele mientras cruzaba la calle vio a Emma y luego ocurre esa casualidad de volver a toparse en un bar (La vie d’Adele), o cuando Rachel conoce a Luce en su propia boda para luego perderse en su florería (Imagine me and you), ni menos lo de Mía y Frida que se conocen gracias a la boda de sus respectivos padres (Kyss mig), tendría que pedirle a mi madre que se volviera a casar y que su esposo tuviera otra hija treintañera y bollera, ¿en qué dimensión paralela pasa eso?, por mucho que me quiera dudo que acceda a volver a casarse. ¿A alguien más le pasa lo que a mí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario